No es un misterio que no siempre que comemos lo hacemos por hambre. La ansiedad e incluso las emociones, por difícil que parezca, tienen mucho que ver en cuanto a lo que ingerimos y cada cuanto lo hacemos.
El hambre emocional, es un concepto que responde al impulso de comer de acuerdo a tus emociones, es decir, tu estado de ánimo interfiere directamente en lo que ingieres.
Los que sufren el problema de tristeza, frustración o ansiedad buscan en la comida una forma de encontrar sensaciones agradables, deshacerse de los malos sentimientos, buscar alivio y consuelo.
Recomendación:
- Evitar distracciones: el estar más atentos y conscientes de que en esos momentos estamos alimentándonos sin que tengamos hambre realmente.
- Tener paciencia: la sensación de saciedad tarda unos 20 minutos en sentirse, por lo que es bueno comer con más calma.