¿Qué es?
Es una forma de trastorno infantil vinculado a la ansiedad en la que el individuo que lo padece es incapaz de hablar en determinados contextos.
Las personas afectadas, en determinados contextos o circunstancias, pueden llegar a inhibirse de manera tal que parecen mudos, a pesar de poder hablar normalmente en situaciones en las que se sienten cómodos y relajados.
Los datos disponibles refieren una incidencia de entre un 0,1 y un 1,9 por ciento entre los menores de 15 años, aunque se supone que las cifras reales son más altas por la dificultad
de detectar el problema.
Síntomas
Los síntomas del mutismo selectivo son:
- La disminución y desaparición de la capacidad de habla en circunstancias determinadas o ante determinadas personas, generalmente ante personas ajenas al
círculo más cercano al menor. - Esta aparente falta de capacidad solo se da en dichas circunstancias o situaciones, con lo que en otros contextos o con allegados en que se siente seguro el niño se
comunica con normalidad. - No se trata pues de que se carezca de habilidades comunicativas o que estas se hayan deteriorado por alguna causa, simplemente el menor no puede ponerlas en
marcha. - Estos síntomas se producen como mínimo durante un mes sin que haya ocurrido ningún cambio relevante que justifique la aparición de una posible timidez.
Tampoco se trata de una dificultad causada por una enfermedad médica que pueda justificar la falta de comunicación oral. - Aunque el término selectivo puede hacer parecer que la falta de habla es intencional, en un gran número de casos no lo es. De hecho, es frecuente que el
menor en realidad quiera expresarse a pesar de ser incapaz de ello, y en ocasiones recurre a estrategias como el uso de gestos. A pesar de esto en algunos casos sí que
se da de manera intencional, como intento de mostrar oposición a una situación o persona.
Causas de este trastorno
El diagnóstico de mutismo selectivo exige que se descarte la presencia de enfermedades médicas o que la falta de habla se deba a un desarrollo insuficiente de esta capacidad como
para permitir la comunicación oral.
Las causas de este problema son principalmente psicológicas, concretamente a la presencia de ansiedad. Se trata de una afectación parecida a la fobia social (en muchos casos comórbida con el mutismo selectivo), en la que también existe un miedo a ser juzgado y evaluado. El riesgo y la presión cuando son el centro de atención hacen que el sujeto no actúe, cosa que se ha entendido como una respuesta aprendida mediante condicionamiento.
Formas de intervención psicológicas
Si tu hijo presenta algunos de estos síntomas, es importante que puedas consultar con su médico tratante, para poder ayudarlo.
Si bien en algunas ocasiones el trastorno remite tras varios meses, en otros casos puede durar años, cosa que dificulta la adaptación social del niño en cuestión. La participación de la familia y el entorno es fundamental. Resulta especialmente importante no criticar la falta de habla del niño, cosa que puede reducir su autoestima y empeorar el cuadro. Enseñar formas de socialización, destacar sus fortalezas y apoyar sus esfuerzos son de gran utilidad.