Este es el nombre científico que consiste en el acto compulsivo de morderse las uñas.
El 10% de los adultos sufre de onicofagia, el nombre que recibe este hábito que, además de poco agraciado y doloroso, puede dañar los dedos de forma permanente y por lo general es el síntoma de un problema más profundo.
¿Por qué ocurre?
Este gesto inconsciente, difícil de controlar y reprimir, suele ser una respuesta para disminuir la tensión emocional, es decir, es un mecanismo que busca disminuir la ansiedad, entregando un efecto calmante. Importante aclarar que este comportamiento es involuntario, no es premeditado.
¿Cuáles son los riesgos?
- Heridas en la zona distal de los dedos —principalmente en el eponiquio, lo que popularmente se conoce como cutícula, y en los paroniquios, que es la piel de los costados de la uña— y también la pérdida de una parte del tejido.
- Es muy frecuente además la aparición de padrastros o pellejos, los que a su vez generan dolorosas heridas. Al estar humedeciendo constantemente la punta de los dedos, se pueden producir infecciones bacterianas y hongos.
¿Cuándo recurrir al médico?
Es importante buscar ayuda profesional de un médico o terapeuta, ya que la onicofagia se puede manejar con terapia, con técnicas de relajación y otros métodos para reducir la ansiedad.