
-
Reducción de la actividad de células inmunes
Altera el equilibrio del sistema inmunológico al afectar la producción y función de células clave, como:
- Linfocitos T y B: responsables de la respuesta adaptativa (defensa contra virus, bacterias y células tumorales).
- Células asesinas naturales (NK): que destruyen células infectadas o cancerosas.
Cuando hay un estrés prolongado, los niveles elevados de cortisol (una hormona del estrés) pueden suprimir la función de estas células, reduciendo la capacidad del cuerpo para combatir infecciones o enfermedades.
-
Aumento de la inflamación
Está asociado con una inflamación sistémica de bajo grado, debido a:
- Mayor producción de citocinas proinflamatorias como IL-6, TNF-α y CRP.
- Disminución de la regulación del cortisol sobre la inflamación.
Este aumento inflamatorio se ha relacionado con múltiples enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, trastornos autoinmunes y depresión.
La gestión del estrés mediante técnicas como la meditación, ejercicio, psicoterapia o mindfulness es esencial para mantener un sistema inmunológico saludable.