
Las iglesias de Chiloé, construidas principalmente de madera, son un ejemplo excepcional de arquitectura religiosa en América Latina. Por esta razón, 16 de ellas fueron declaradas como Patrimonio Mundial por la Unesco el año 2000.
Estos templos católicos reflejan la riqueza cultural de la tradición arquitectónica chilota, caracterizada por la mezcla de saberes y técnicas indígenas y europeas, la armónica relación con el entorno y la vigencia de su importancia espiritual para las comunidades.